[MUSIC] Condición uno, privacidad. Para las personas usuarias de los servicios de salud es muy importante que la interacción se lleve a cabo en un ambiente reservado. En el que se sientan libres para plantear sus inquietudes sin el temor a que otras personas se den cuenta del tipo de consulta que están llevando a cabo. Y en el cual puedan expresar lo que sienten, quieren, piensan y necesitan, sin la preocupación de que lo que se comparte en la interacción sea escuchado por otras personas. Por ejemplo, en algunos contextos es importante que los servicios de salud sexual y salud reproductiva para adolescentes se ofrezcan en horarios distintos a los designados para personas adultas. De tal forma que se eviten encuentros con familiares o vecinos. Condición 2, confidencialidad. La confidencialidad es la base de una relación de confianza. Implica la seguridad que debe tener la persona de que la información que intercambie en el marco de los servicios de salud se va a mantener en secreto. Es decir, que nadie va a poder acceder a ella sin su consentimiento. Al menos que haya alguna circunstancia en la cual no compartir esa información puede representar un peligro inminente para su integridad física o la de otras personas. Por ejemplo, para algunas personas que consultan por dudas con respecto a los cambios que caracterizan el climaterio en las mujeres y en los hombres, preguntas relacionadas con posibles cambios en la respuesta sexual. Es muy importante estar segura de que su situación no va a ser motivo de conversación en la sala de juntas del servicio de salud. Y menos haciendo referencia a datos que faciliten su identificación. [MUSIC] Condición tres, equidad. Consiste en asegurar que la calidad de la atención que se ofrece en los servicios de salud es igual para todas las personas. No varía según sexo, edad, género, orientación sexual, ocupación, identidad étnica, ubicación geográfica, nivel educativo o económico, estatus de salud o cualquier otro motivo. Un servicio de salud equitativo da a todas las personas un trato digno y evita favorecer a unas personas, perjudicando a otras. Los prestadores de servicios de salud se relacionan equitativamente con las personas que atienden cuando se aseguran de que sus actuaciones están libres de prejuicios, sesgos o criterios personales que impiden a las personas beneficiarse de los avances en el conocimiento científico. Para ilustrar esta situación es pertinente citar los resultados del estudio realizado por Katalina Correa, una investigadora del grupo Familia y Sexualidad. En el que se encontró que las mujeres trabajadoras sexuales, perciben que por su oficio, en los servicios de salud se las juzga y se las discrimina, por lo que no se sienten seguras para acudir a solicitar atención. Esta percepción de inseguridad es más notoria en las mujeres trabajadoras sexuales migrantes consumidoras de sustancias psicoactivas que se identifican como homosexuales, transexuales o transgénero. Es decir, las personas que por sus características particulares están en una condición de mayor vulnerabilidad. [MUSIC] Condición 4, autonomía. En la literatura se encuentran diversos estudios que relacionan la satisfacción con los servicios de salud con la calidad de las interacciones que se establecen entre el prestador de servicios y el usuario del sistema. Esos estudios muestran que las interacciones de los prestadores de servicios con los usuarios varían a lo largo de un continuo que va desde el paternalismo hasta la autonomía. La interacción se caracteriza como paternalista cuando el agente social prestador de servicios determina el mejor curso de acción para la persona que atiende. En el extremo opuesto está la comunicación que valora la capacidad de la persona para tomar sus propias decisiones. [MUSIC] Se ha encontrado que la interacción centrada en la autonomía del usuario de los servicios es la que mayor satisfacción genera, en la medida que es más dinámica y participativa. Y favorece que todos nuestros agentes sociales implicados expresen sus necesidades, preocupaciones, intereses y preferencias en un ambiente de confianza y de responsabilidad compartida. Además, tiende a generar una mayor disposición para llevar a la práctica las decisiones tomadas, en la medida que en el proceso se consideran los aspectos que hacen a cada persona única, singular, particular. Sus características demográficas, su historia, su contexto, sus experiencias vitales, las circunstancias de su situación actual y sus planes a futuro. Para ilustrar la interacción centrada en la autonomía podemos hacer referencia al rol del personal de la salud cuando las personas se encuentran en el proceso de decidir acerca de la maternidad o la paternidad. Ante esta situación las personas requieren información que les ayude a identificar cuándo es el mejor momento para dedicarse a la crianza. Cómo es su estatus de salud para poder hacer frente a un embarazo, qué medidas pueden adoptar para facilitar o evitar la concepción, entre otras muchas consideraciones que conlleva esta decisión. El personal de salud puede apoyar a las personas a identificar y valorar esta información, con el fin de que cuenten con todos los elementos de juicios necesarios para tomar una decisión basada en sus propios criterios e intereses. Condición cinco, integridad. La integridad caracteriza a los agentes sociales de los servicios de salud que siempre actúan éticamente. Es decir, respetando los derechos humanos y teniendo en cuenta los intereses y particularidades de las personas que atienden en el servicio de su rol como prestadores de servicios. Y considerando lo que, de acuerdo con la evidencia científica disponible, reporta el mayor nivel de bienestar posible a la población. En este orden de ideas, la integridad se expresa en dos capacidades que deben tener los servicios de salud. La capacidad receptiva y la capacidad resolutiva. La capacidad receptiva se materializa cuando el persona de salud atiende a las personas que acuden en busca de ayuda. Con interés, aceptación y disposición para entender y responder fácilmente a sus inquietudes, preocupaciones, dudas y solicitudes. La capacidad resolutiva se refiere al conjunto de conocimientos, actitudes y habilidades que le permiten al personal de salud tomar decisiones de forma ágil. Para responder de forma efectiva a la demanda de las personas que atienden con el fin de apoyarles en la solución de la situación que enfrentan para promover, mantener o recuperar su bienestar. En las iniciativas de educación de la sexualidad, estas dos capacidades que expresan la integridad del personal de salud se observan, por una parte, en la precisión, exactitud y veracidad con la que transmiten el conocimiento científico disponible en las interacciones que establecen con los usuarios del sistema. Por otra, en las decisiones que toman al momento de satisfacer las solicitudes de las personas que atienden. En mi opinión, la integridad es una de las condiciones que con mayor frecuencia se incumple en el ámbito de la educación de la sexualidad. Precisamente, porque pocas veces el personal de la salud ha sido formado en estos temas y, por lo tanto, tiende a responder a la solicitudes de los usuarios de los servicios con base en sus propias creencias, sus valores personales y sus prejuicios. [MUSIC]