Hola a todos y todas. Les saludo desde la Universidad de Chile. Mi nombre es Jame Rebolledo y hoy vamos a hablar de las barreras y desafĆos que enfrenta el sistema de salud para ser inclusivo, especialmente con las personas con discapacidad. La discapacidad es parte de la vida, es parte de la condición humana. Se estima que el 15% de la población mundial presenta algĆŗn tipo de discapacidad, y se espera que este porcentaje se incremente dado el aumento de las enfermedades crónicas no transmisibles y del envejecimiento poblacional. Y si las ciudades y sociedades no estĆ”n preparadas, seguiremos vulnerando los derechos de las personas con discapacidad, especialmente en el Ć”mbito de salud. La Convención sobre Derechos de las Personas con Discapacidad ha definido la discapacidad como la interacción entre una persona con sus deficiencias fĆsicas, sensoriales, intelectuales o mentales, y las barreras actitudinales, arquitectónicas o polĆticas de la sociedad y el entorno. Desde esta interacción surgió una restricción a la participación plena y efectiva, y en igualdad de condiciones con las demĆ”s personas. Poner el Ć©nfasis en la interacción, sitĆŗa la discapacidad fuera de la persona y, mĆ”s bien, en la situación en que enfrenta esta persona. Usualmente, cuando hablamos de discapacidad pensamos en una persona usuaria de silla de ruedas, que enfrenta barreras arquitectónicas. Sin embargo, la discapacidad podrĆa estar presente en otras condiciones de la vida. Por ejemplo, una persona con depresión enfrenta restricciones en su participación social. Una mujer embarazada, transitoriamente podrĆa enfrentar barreras en el espacio fĆsico para su desempeƱo funcional adecuado. Incluso las personas con obesidad, si bien es una condición que afecta su situación de salud y su bienestar, tambiĆ©n enfrentan discriminación y exclusiones en los espacios pĆŗblicos y comunitarios. Es por esto que algunas ciudades, como por ejemplo Córdoba en Argentina, han establecido el uso de asientos amplios en espacios pĆŗblicos y privados de uso pĆŗblico para que las personas con obesidad puedan ir al cine, hacer trĆ”mites, ir a un banco, tomar el transporte pĆŗblico. La discapacidad no es homogĆ©nea, la discapacidad es diversa y, si bien es cierto que algunas situaciones de discapacidad vinculadas a una condición de salud acarrean mayores necesidades o requerimientos de atención mĆ©dica, no es asĆ en todos los casos. Sea como fuera, las personas con discapacidad tienen las mismas necesidades de atención de salud bĆ”sica que el resto de la población. Sin embargo, con mĆ”s frecuencia ven limitado el acceso a la atención y la satisfacción de sus necesidades bĆ”sicas. Las personas con discapacidad tienen dos veces mĆ”s probabilidad de encontrar que el personal de salud no tiene las capacidades para entregar la atención adecuada. Tiene tres veces mĆ”s riesgos de que se le niegue la atención, y cuatro veces mĆ”s probabilidad de recibir maltrato en el sistema de salud. Otros ejemplos de vulneración de derechos que tambiĆ©n muestra el Informe Mundial sobre Discapacidad de la Organización Mundial de la Salud, seƱalan que las personas con discapacidad se ven en franca desventaja respecto al resto de las personas, tanto en acceso a atención mĆ©dica, en detención precoz del cĆ”ncer y en salud sexual y reproductiva. Esto en paĆses de bajos medios y altos ingresos. Solo a modo de ejemplo, revisemos esta tabla de un estudio en la población estadounidense. El hecho de tener discapacidad, aumenta la probabilidad de no recibir atención mĆ©dica, dental o prescripción de medicamentos. Tener discapacidad implica tener ocho veces mĆ”s probabilidad de no recibir una atención dental, y hasta cinco veces mĆ”s probabilidad de no recibir una atención mĆ©dica. En el Ć”mbito de la Salud Sexual y Reproductiva, un estudio de tipo cualitativo reĆŗne la opinión de 14 profesionales de la salud del Ć”rea de maternidad para levantar la evidencia de cuĆ”l es su opinión sobre las barreras que enfrentan las personas con discapacidad. Y ellos seƱalan tres ejes. Primero, a nivel de los profesionales, la falta de la voluntad de proporcionar la atención. A nivel de la infraestructura, la falta de accesibilidad fĆsica a los espacios, oficinas, lugares de examinación y la falta de adecuación de la indumentaria, por ejemplo camillas que no se ajustan u otros. Y las barreras propias del sistema, como el establecimiento de ciertos tiempos lĆmites u otras de tipo mĆ”s administrativos o económicos. Piensen en sus localidades, piensen en los centros de salud de sus localidades, y muchos de ellos van a presentar estas, u otras barreras, para las personas con discapacidad, por ejemplo costos prohibitivos. Cuando las prestaciones de salud, o el acceso a la prestación de salud, estĆ” asociado a un costo las personas con discapacidad se ven en desventaja, pues las estadĆsticas seƱalan que las personas en situación de discapacidad presentan menores ingresos que la población general. AdemĆ”s, faltan servicios adecuados a las necesidades de las personas con discapacidad y a sus canales o medios de comunicación. Hay obstĆ”culos arquitectónicos, como la presencia de escaleras internas, elevadores o ascensores en mal estado, mala seƱalización, falta de rampas o accesos disponibles. En algunos sitios no hay acceso a la tecnologĆa adecuada que permita el acceso o la atención de las personas con discapacidad. Y, ademĆ”s, ya vimos las aptitudes del personal sanitario pues las personas con discapacidad tienen dos veces mĆ”s riesgos de encontrar que el personal sanitario no contiene, no contempla las aptitudes necesarias para su atención. Los gobiernos estĆ”n llamados a superar estas barreras y cumplir con la Convención de Derechos de las Personas con Discapacidad. Primero, identificando esta diversidad de factores que se transforman en barreras para el acceso a salud, y reformando el sistema para avanzar hacia la cobertura universal, considerando las personas con discapacidad y contemplando las adecuaciones arquitectónicas y las capacitaciones al personal necesarias para satisfacer sus requerimientos. Una estrategia que promueve la Organización Mundial de la Salud para la inclusión social, es la rehabilitación basada en la comunidad. Esta es una estrategia intersectorial que tiene cinco componentes. Uno de ellos es el componente de salud, cuya meta es que las personas con discapacidad logren su grado mĆ”ximo de salud posible. Esto en sintonĆa con la Convención sobre Derechos de la Discapacidad. En el Ć”mbito de salud la RBC establece que deben haber cinco elementos donde la persona debiera tener acceso a Promoción de la salud, Prevención de la salud, Atención mĆ©dica, Rehabilitación y Dispositivos de asistencia. Afortunadamente, tambiĆ©n existen buenas prĆ”cticas, MuƱoz-Baell recoge experiencias de atención donde se enfocan desde un modelo de derechos y enfocan la discapacidad desde la diversidad. AsĆ, se establece una alianza entre la comunidad sorda y los centros asistenciales para realizar, por ejemplo, capacitación en lengua de signos, material o talleres para las personas con discapacidad auditiva, personas sordas y que Ć©stas puedan acceder al sistema de salud. En conclusión, debemos terminar con la marginalidad de las personas con discapacidad en el mundo. El acceso a la salud debe ser considerado un derecho humano. Los sistemas de salud interponen barreras que impiden el ejercicio de estos derechos y, por tanto, las polĆticas y los programas deben tener un enfoque inclusivo para superar estas barreras. Muchas gracias.