[AUDIO_EN_BLANCO] Aunque los compresores se utilizan casi tanto como los ecualizadores en la producción de audio, cuando somos novatos, su naturaleza puede parecer un poco misteriosa. Por lo mismo, no voy a dejar que te frustres y te voy a explicar exactamente cómo funciona un compresor y para qué sirve. Lo primero que tienes que saber es que un compresor es un igualador de volumen. Suena raro, pero su función es hacer que los sonidos de mucha amplitud suenen igual de fuerte que los sonidos suaves. Toma la voz de un cantante, por ejemplo. En ocasiones, cantará casi en un susurro. Y en otras, proyectará la voz lo más que puede. El compresor ayudará a que los susurros se escuchen igual de fuerte que la voz proyectada. El compresor lo logra estableciendo un límite de volumen. A esto lo llamamos el umbral, o threshold, en inglés. Debajo de este límite, el compresor no hace cosa alguna. Encima del límite, reduce el volumen de la amplitud que lo sobrepasó. Observa esta grabación de batería. La amplitud está en el eje Y. Vamos a poner cero decibeles en los límites superiores e inferiores porque, en el audio digital, cero decibeles es el punto de saturación. Hay una razón para ello que se explorará en otros cursos. Dado que cero es nuestro punto superior, todo debajo de cero es negativo. Por lo mismo, colocaré -60 decibeles en el centro del eje. En audio digital, cuando un sonido baja a 60 decibeles es prácticamente inaudible, equivalente al silencio. Establezco mi límite en -40 decibeles, 20 decibeles por encima del silencio. Si un sonido alcanza -45 decibeles, por ejemplo, el compresor hará nada. Si rebasa el límite en -35 decibeles, el compresor comenzará a actuar. Hay un parámetro que controla exactamente cuánta reducción de volumen ejerce un compresor. Se llama la razón o proporción. En inglés lo encuentras como ratio. Es, básicamente, el cobro que el compresor le da a la amplitud. Es una división matemática. En nuestro compresor hipotético, el umbral está en -40 decibeles. Vamos a suponer que el pico de nuestro audio pega -20 decibeles. El audio sobrepasó el límite por 20 decibeles. El compresor, por lo tanto, reducirá el volumen. Con la proporción puesta en dos a uno, el compresor reducirá el sobrepaso a la mitad. 20 decibeles entre dos es diez decibeles. El compresor dejará pasar el pico, pero solamente con diez decibeles. Ahora subamos la proporción a cinco a uno con el mismo ejemplo. Los 20 decibeles de sobrepaso ahora se dividirán entre cinco. El compresor, una vez más, deja pasar el pico, pero esta vez solamente con cuatro decibeles. Así ilustramos como la proporción es, básicamente, un factor de división. Mientras más alta, más cobra el compresor cuando te pasas del límite. Mientras más baja, más gentil se vuelve la compresión. Tanta reducción de volumen deja el audio viéndose más chico de lo que originalmente era. Para esto, pasemos al siguiente parámetro del compresor, la ganancia de compensación, o makeup gain, en inglés. Como sugiere su nombre, el trabajo de este parámetro es compensar la pérdida de amplitud, consecuencia de la limitación de picos. Es básicamente un amplificador. Toma la señal comprimida y la multiplica hasta que obtienes un volumen similar al que había antes. Sin embargo, la gran diferencia es que después de aplicar la ganancia de compensación, aunque el volumen es similar a lo que se tenía antes, las características de la grabación you no lo son. Observa la versión comprimida de la señal contra la que no está comprimida. ¿Notas cómo ahora los picos de la señal no están tan lejanos de las caídas de volumen del audio? Escucha este ejemplo para comparar el sonido antes y después de comprimir. En la batería que escuchamos en el ejemplo, la cola o decaimiento de la batería no es tan audible como en la versión comprimida. Hay un parámetro que hace una gran diferencia estilística a la hora de comprimir. Me refiero al ataque. El ataque es un período de gracia que le da el compresor a la señal que va a comprimir. El umbral está en -40 decibeles y el audio sobrepasó el umbral por 20 decibeles. En teoría, el compresor debería comenzar a comprimir. Sin embargo, vamos a fijar el ataque del compresor en 30 milisegundos. Una vez que el audio sobrepasa el umbral, comienza un contador. Durante 30 milisegundos el compresor no hará nada. Pasando este período, comenzará a comprimir. ¿Para qué querríamos hacer esto? Porque genera una diferencia de sonido drástica. Cuando comprimimos picos, dada la reducción de rango dinámico, podemos matar la emoción del golpe en una percusión, por ejemplo. El ataque permite dejar pasar ese golpe sin dejar de comprimir lo que viene después. Un ataque de 30 milisegundos, más o menos, dejará pasar golpes percusivos sin dejar de darte un sonido comprimido. Un ataque más largo, de más de 50 milisegundos, comenzará a sonar bastante notorio en su activación. Un ataque extremadamente largo, como de medio segundo o más, hará que la compresión tarde tanto en llegar que sería casi como si no se activara en absoluto. Un ataque rápido, de menos de 20 milisegundos, mata los golpes, que ahora llamaremos transitorios. Finalmente, tenemos el decaimiento, o decay, del compresor. Mientras que el ataque opera una vez que sobrepasas el umbral, el decaimiento opera una vez que regresas por debajo del límite. Provoca que, aunque hayas bajado del límite del umbral, el compresor siga reduciendo la amplitud del audio. Una vez más, ¿por qué haríamos esto? Si el compresor sigue actuando incluso después de bajar del umbral, comprime el decaimiento del material de audio en sí. Observa cómo el decaimiento del compresor provoca que la cola del audio se reduzca en volumen. Si combinas esto con lo que vimos en el parámetro de ataque, provocas un incremento del rango dinámico. El transitorio del sonido estaría bastante pronunciado y el decaimiento bastante reducido. El efecto acumulado sería un sonido con mucho sonido de golpe y muy poco sonido en la cola. Irónicamente, lo que acabamos de provocar en el último ejemplo es un contraste más drástico entre amplitudes. Lo que estaba más fuerte ahora es considerablemente más fuerte que lo que estaba suave. Incrementamos el rango dinámico. En vez de igualar volúmenes, hicimos diferencias más grandes entre los mismos. Hemos observado cómo un compresor nos puede ayudar a igualar amplitudes o hacer diferencias más grandes entre ellas. Tú decide cuándo necesitas hacer una cosa y cuándo necesitas hacer otra. Por ejemplo, ¿quieres que se escuche más el cuarto donde grabas la batería o que cada nota del bajo se escuche exactamente igual de fuerte, no importa si es muy grave o muy aguda? Entonces, reduce el rango dinámico. O, más bien, ¿estás grabando guitarra acústica y lo que más te interesa es el rasgueo, no tanto el cuerpo? Entonces, incrementa el rango dinámico. Sigue los pasos en este video para lograr un incremento o disminución del rango dinámico. Puedes reducirlo en reglas sencillas. Si quieres más transitorios, incrementa el ataque. Si quieres menos transitorios, disminuye el ataque. Si quieres un sonido con una cola más larga, reduce el decaimiento. Si quieres un sonido sin que resalte la cola, incrementa el decaimiento. Puedes combinar cualquiera de estos efectos, logrando un sonido con mucho ataque y mucho decaimiento. En resumen, vimos los cinco parámetros de un compresor, el umbral, la razón, la ganancia de compensación, el ataque y el deterioro. Vimos cómo configurarlos para lograr disminuir el rango dinámico o incrementar el rango dinámico. Aprendimos así cómo minimizar o exagerar los golpes percusivos en una grabación. También aprendimos a minimizar o exagerar la porción de deterioro de una grabación. Practica todo esto constantemente y nos vemos en el siguiente video.