En videos anteriores vimos que la corresponsabilidad es el reparto equilibrado de las tareas domésticas y de las responsabilidades familiares, con el fin de distribuir de manera justa los tiempos de vida de mujeres, hombres y, en general, de todas las personas que viven en un mismo espacio. Y vimos también que históricamente se atribuye a las mujeres el cuidado afectivo y emocional de las y los otros en diferentes esferas de su entorno. Es por ello que, al hablar de corresponsabilidad, no podemos dejar de lado la corresponsabilidad afectiva. ¿A qué nos referimos con esto? Se trata de tener presente que todas las interacciones interpersonales en las cuales estén involucrados los afectos debemos hacernos cargo de estos y de las consecuencias de nuestros actos. No podemos responsabilizar a alguien más o delegar en las mujeres únicamente las tareas de acompañar emocionalmente a las y los otros, de consolar, contener o de ser quienes conozcan e interpreten y satisfagan las necesidades emocionales de sus parejas, hijas e hijos o personas dependientes y que, por otro lado, las suyas no sean escuchadas. Debemos ser conscientes que los vÃnculos que construimos con otras personas también implican cuidados, y aprender a generar lÃmites y acuerdos para que nadie salga lastimado, independientemente del tipo de relación que se establezca, un noviazgo, una amistad, compañeros de trabajo, matrimonio, relación abierta, ligue de una noche, etcétera. Cualquier vÃnculo que establezcamos conlleva corresponsabilidad afectiva. De acuerdo con los roles, estereotipos y mandatos de género que se explicaron la primera semana, se ha atribuido a las mujeres una mayor sensibilidad, paciencia, escucha hacia las y los otros, en tanto que a los hombres se ha fomentado la rudeza, la fuerza, la fortaleza, a no ser tan expresivos emocionalmente, lo cual tiene sin duda un impacto en la forma en que hombres y mujeres viven y afrontan al dÃa a dÃa las diferentes emociones y los vÃnculos que construyen. Por ejemplo, el rechazo. Existen ocasiones en que la otra persona pueda no sentir la misma atracción o enamoramiento, lo cual es una situación natural. Sin embargo, puede llegar a convertirse en un problema si, por ejemplo, la persona piensa que es porque hay algo malo en ella, tomándolo como algo personal, en lugar de dejarlo ir y comprender que para que el vÃnculo se establezca debe de haber correspondencia entre ambas partes. En este sentido, el rechazo experimentado por algunos hombres puede vivirse como una falta de virilidad o que haya fallado en su rol de conquistador que se les ha atribuido, lo que lo llevarÃa a realizar conductas insistentes, que sin con el consentimiento de la otra persona podrÃa llegar a ser acoso o alguna otra forma de violencia. Por eso es muy importante tener en cuenta que, al establecer vÃnculos con otras personas, debe de haber responsabilidad emocional de cada una de las partes, asà como honestidad y respeto, asumiendo que lo que se hace o se dice tiene consecuencias y se debe asumir la responsabilidad. Se trata de hablar claramente con las otras personas sobre la intención que tenemos al relacionarnos con ellas, sin dejar espacio, ambigüedades o falsas expectativas que a largo plazo puedan generar malestar emocional. Hasta ahora hemos visto lo que es la corresponsabilidad, la corresponsabilidad afectiva y el impacto que tiene la falta de corresponsabilidad.