Bienvenidos y bienvenidas. Todos los problemas a los que nos enfrentamos las personas provienen de nuestras relaciones personales, de nuestros valores sociales o de nuestras experiencias, es decir, son problemas sociales. Para poder dar respuesta a estos problemas sociales, necesito comprender la realidad y para ello es importante formar a una ciudadanía que reconozca, comprenda y esté en disposición de pensar y actuar globalmente, en búsqueda de esta justicia social. Si los problemas son sociales, la respuesta también lo tiene que ser, es decir, tenemos que dar una respuesta a unos problemas sociales de manera cooperativa, de manera colectiva. Una respuesta que incluya todas las interpretaciones del mundo, todas las identidades, es decir, dar una respuesta de nuestros problemas sociales y no una respuesta individual. Los objetivos de la educación para la ciudadanía global crítica son dos: por un lado, definir las identidades, es decir, reconocerse como personas con unas raíces en un determinado territorio, con unas características sociales, familiares y personales y, por otro, reconocer mejor a las otras identidades. ¿De qué me sirve a mí reconocerme como persona si no puedo llegar a reconocer a los demás? La identidad se construye a partir del relato social que comparto en espacios de socialización, como, por ejemplo, en la escuela. Cuando el relato social que se enseña en la escuela no incluye las identidades a las cuales se identifican nuestros alumnos o nuestras alumnas, se crea una disociación entre lo que se enseña y su realidad. Es entonces cuando nuestros alumnos no se sienten protagonistas de la historia, ni tampoco como agentes de cambio. Por eso es tan importante incluir todas las identidades en nuestro relato social compartido. Es porque la "identidad" y la "alteridad" son conceptos inseparables. Una no se entiende sin la otra. Yo construyo mi identidad a partir de las otras personas. A partir de las otras personas puedo decir quién soy. Entonces, también se le da una importancia a las otras personas porque definen mi identidad. La escuela humanista pretende educar a partir de lo que nos une como humanos, que es mucho más de lo que nos separa. Es decir, todas las personas nos organizamos en familias, trabajamos, lloramos, reímos, buscamos la felicidad y tenemos necesidad de afecto. Es justamente esto lo que promueven proyectos como por ejemplo, el de "¿Qué nos hace humanos?". Enseñar desde la escuela, desde el humanismo radical, significa plantearnos cuestiones como: ¿cómo nos reconocemos como humanos? ¿Cómo reconocemos a otros animales? ¿Cómo reconocemos a las máquinas frente a aquello que es humano? Esta propuesta es una concreción curricular a partir de problemas sociales relevantes que tenemos los humanos y donde incluyen todas las interpretaciones que hacen las diferentes identidades. Es decir, mirar el mundo desde la ciudadanía global crítica significa ver esas identidades visibles, pero también las invisibles y hacerlas visibles. También comprende identificar qué identidades son excluyentes y cuáles son inclusivas. Y reconvertir todas esas identidades excluyentes en identidades inclusivas para poder dar, justamente, solución a los problemas sociales que compartimos todos y todas. Para una educación de la ciudadanía global crítica, hemos ideado diez criterios para la justicia social. Estos son los siguientes: por un lado, el primero es centrar el contenido en temas controvertidos, justamente en los problemas sociales que he estado comentando. Por otra banda, tiene que ser una perspectiva de género, es decir, visibilizar el papel de la mujer y la violencia que ha recibido. Por otro lado, una perspectiva humanizadora que incluya justamente todas las identidades. También, una perspectiva de alteridad, que tenga en cuenta todas las culturas para encontrar espacios de diálogo. Una perspectiva intercultural. Una perspectiva de paz, que tomen más peso las experiencias pacíficas más que aquellas de guerra. Una perspectiva de sostenibilidad que tenga en cuenta las consecuencias de los actuales modelos económicos. Una perspectiva de pensamiento crítico para poder analizar toda aquella información que me llega y crear mi propio posicionamiento en contraste con las opiniones de otros compañeros y compañeras. Una perspectiva de futuro y una perspectiva transformadora que invite a la acción social. Un ejemplo de educación para la ciudadanía global crítica es la siguiente que os presentamos. Por un lado, les pedíamos a nuestros estudiantes de secundaria que analizaran a través de una rutina de pensamiento "Qué veo, qué pienso y qué me pregunto" la primera fotografía, que es una fotografía de los exiliados de la República española en el Campo de Argelès, y después les hacíamos comparar con una fotografía actual. De esta manera, podríamos ver qué relaciones hacían entre el pasado y presente y darse cuenta que el drama humano que se vive en el Mediterráneo persiste y dar una respuesta a este drama con pasado, presente y esperemos que no, sin futuro.