[MUSIC] Hola, dentro de la planificación personal y financiera, es importante dedicar un pequeño período de tiempo a hablar de la longevidad. La longevidad como riesgo o como oportunidad y también del legado que queremos dejarle a nuestros hijos, a nuestra familia. Cuando hablamos de longevidad socialmente se habla, cada vez las personas viven más años. Desde un punto de vista global como que las personas mayores fundamentalmente merecen un respeto y que les tratemos bien, les paguemos unas pensiones, globalmente se puede considerar que es un riesgo para el conjunto de la sociedad el tener cada vez mayores gastos en jubilaciones y en salud. Pero, individualmente, la longevidad puede ser una oportunidad para hacer cosas que antes no se han podido hacer. Es decir, a partir de la jubilación, podríamos decir que puede empezar una nueva vida que no tiene por qué ser peor que la anterior, en todo caso será distinta. Hay que pensar por eso al respecto, quizás si empezamos a pensar en la jubilación el día que nos jubilamos, hemos hecho tarde. Hay un aspecto a tener en cuenta, que ilustra cómo están cambiando las cosas. La edad de la jubilación original a los 65 años, que en realidad en algunos países se está alargando, y no tienen que coincidir todos, pero 65 años es una edad generalmente aceptada como que you una persona podría o debería jubilarse. Esta edad se fijó a finales del siglo XIX, alrededor, creo, de 1880. El canciller Bismarck, para Alemania, fijó la edad en 65 años, la primera legislación en todo el mundo. Pero en ese momento la esperanza de vida de las personas era de 50, es decir, aproximadamente, simplificando, sólo el 10% de las personas llegaba a la edad de cobrar una pensión. Con lo cual nos planteamos un tema, la dificultad que significa abordar el pago de las pensiones cuando ahora la esperanza de vida de hombres supera los 80 años y las mujeres cerca de los 85. Si tuviéramos que hacer a la proporción, que es impensable, pues la edad de jubilación ahora se tendría que fijar, para que económicamente supusiera al mismo coste que cuando la hicieron en Alemania esta prestación social, pues tenía que situarse a los 80 años, eso es impensable. Una persona de esa edad, y menos en la sociedad actual, no puede estar trabajando. Por lo tanto, hemos de reflexionar al respecto y hemos de ver cómo lo podemos soportar socialmente e individualmente tener en cuenta que cosas tengo que hacer para poder tener una jubilación más o menos satisfactoria. Es un tema que me interesa porque es un tema de investigación, un tema de lo en mi caso, y muchas veces pregunto a personas mayores, bueno, muchas personas, incluso de mi edad, you empiezo a tener unos años, ¿cuántos años quieres vivir? ¿Quisieras vivir más años cuando te jubiles? Y en general, las personas no hablan del dinero sino simplemente, si yo quisiera vivir más años pero en unas condiciones aceptables, en unas condiciones de salud, en unas condiciones que pudieran hacer cosas, con recursos suficientes. Y luego encuentro a personas jubiladas y también les hago la pregunta, ¿estás contento con tu vida de jubilado? Entonces, en muchos casos, muchos dicen que sí pero otros, quizás una tercera parte encuentran problemas, es decir, no era lo que se esperaban, no ocupan su tiempo libre, tienen una serie de problemas. Por lo tanto, yo creo que en la planificación personal, financiera y no solo financiera sino de la propia persona de encontrar objetivos cuando te jubilas es un tema importante. Las personas quieren jubilarse, quieren vivir más años pero cuando están jubiladas no todos están satisfechos con la vida que llevan. Desde el punto de vista económico, de vista vemos la longevidad como un riesgo. Y es simplemente el riesgo de que una persona viva tantos años que los recursos financieros que ha acumulado junto la pensión pública no le permitan subsistir porque cada vez los gastos de dependencia aumentan. Es decir, que tú sobrevivas a tus recursos. El otro extremo sería la persona que acumula mucho dinero, no lo gasta, y todo lo deja en herencia porque fallece prematuramente. Entonces el riesgo de longevidad es poder casar los ingresos de la pensión pública más los ingresos de sus activos financieros hasta el momento que acabe tu vida, como no sabes cuándo va a ser, es realmente muy difícil. Una pregunta que a veces me han planteado, bueno, pero, ¿puedo utilizar para esta aproximación la esperanza de vida? La esperanza de vida es un concepto general, una media para todas las personas, hombres o mujeres, pero no sirve para la planificación personal de cada persona en concreto. Es una especie de promedio. Es decir, si la esperanza de vida es 80 años, simplemente quiere decir que de promedio esa corte de edad, pues, al nacer llega hasta los 80 años, luego la esperanza de vida de los que han llegado you a los 65 se jubilan está condicionada ese aspecto y puede ser superior. Con lo cual, ¿qué ocurre? Que ese promedio, para mi caso concreto puede subir para una compañía de seguros, puede subir para otros macroeconómicos pero para mi caso concreto no, porque en mi caso no lo sé cuando voy a fallecer. La esperanza media no tiene nada que ver, por tanto, no es útil para planificar la jubilación y el riesgo de longevidad. ¿Qué ocurre? Que hoy en día los vendedores de productos de ahorro, recientemente un argumento que utilizan para convencernos para que ahorremos y compremos unos destinados producto es, el riesgo de longevidad, va a seguir más años la pensión va a ser cada vez menor. Invierte. Yo simplemente digo que no es un mal consejo, pero que la información es una mica un poco sesgada, una mica un poco sesgada, ¿por qué? Ahorrar se puede ahorrar de muchas formas y no tienes por qué tener en cuenta comprar esos productos concretos. Si te lo dicen como una reflexión para que hay que ahorrar me parece bien, pero para comprar un producto concreto pues puedes hacerlo de muchas maneras. La dificultad no es el ahorrar hasta el momento en que te jubilas, sino en el momento en que te jubilas cómo liquidas esa inversión de una forma ordenada y razonable para que te dure para el resto de tus días. Luego el problema no es tanto el ahorro sino el problema posterior, cómo desahorras o cómo desacumulas lo que has ahorrado antes. De hecho, el ahorro puede estar estructurado de muchas maneras, si parece difícil obtener alta rentabilidades, pero el ahorro de la forma más útil para poder acceder a comprar bienes y servicios, es simplemente el ahorro líquido. Podría decir uno, es simplemente ahorrar acomodando el dinero en una cuenta, con un interés mínimo y ver la cantidad que tiene. Por tanto, ese no sería el problema del regreso de longevidad. Por tanto, no es tan trascendente en qué activos concretos invertimos, si no cometemos el error do ponerlo todo en la vivienda habitual, que va a ser difícil venderla, y diversificamos. No es tan importante en qué activos invertimos sino, cómo desacumularnos a partir de un momento de la jubilación. Es decir, la concepto sería ¿cuál es el proceso de desacumulación óptimo? Te digo, vamos a poner un ejemplo, una persona tiene una vivienda, tiene un aparcamiento, tiene una cartera de acciones, etc. ¿Cómo lo liquida? Poco a poco el sería conseguir igual que ocurre con la pensión pública que percibes una cantidad mensual hasta que falleces independientemente de otras vicisitudes, que estos activos los pudiese ir transformando en unas rentas vitalicias aseguradas. Es decir, una renta vitalicia asegurada sería el equivalente en un seguro privado lo que está haciendo la pensión pública, que a cambio de una cantidad de dinero, la empresa aseguradora te garantizará 100 euros, 200, 300 euros cada mes durante la vida. Para conseguir estas rentas lo que deberías hacer es seguir vendiendo poco a poco los activos que tienes. Entonces, esto es un problema complejo, porque el orden en que hagas, teniendo los mismos activos en una misma situación la persona A y la persona B, el orden en que decida liquidar unas cosas u otras va a incidir en los resultados final. Esto no ocurre cuando invierto una cantidad de dinero y no la modifico, siempre la tengo invertida. Si este año gano un 10% y el otro año gano un 5, al final voy a tener lo mismo que si este año gano un 5 y el otro gano un 10. Pero cuando está usted invirtiendo no ocurre esto, es decir, el orden sí importa. Si yo vendo unos activos que ahora se devalúan, como el año que viene tendré menos activos cuando se revaloricen la revalorización no va a ser del mismo importe. Y por tanto el orden sí importa, y es una decisión realmente complicada, que es lo que vamos a hacer primero, qué activo vamos a vender y qué activo vamos a conservar para más adelante. Si que es cierto que con un concepto teórico las rentas vitalicias serían una alternativa. A estos riesgos de que los activos puedan variar o puedan fluctuar de valor porque generan unos ingresos indefinidos. Ingresos indefinidos que también podemos conseguir de otra manera, es decir, puede haber inversiones que sí, que generen unos flujos periódicos sin necesidad de contratar una renta vitalicia. Estoy pensando, por ejemplo, en el alquiler de un local o de una vivienda, o estoy pensando en una cartera de acciones que generen unos dividendos periódicamente. Sobre todo la renta vitalicia más consistente que tenemos, es la que nos puede aportar una pensión pública. El primer pilar de la longevidad, es decir, la garantía básica para las personas cuando se jubilan es la pensión pública. Porque cualquier otra inversión en un activo financiero está sujeta a la volatilidad de los mercados. Y en los momentos actuales las acciones tanto suben como bajan y cualquier noticia que llega, cualquier Brexit, cualquier elección de presidente de país que no es el que las encuestas preveían, provoca unos descalabros en la bolsa muy potentes. Por tanto, es difícil, yo me planteo la cuestión, el dinero que yo necesitaría para comprar privadamente la pensión pública que podré percibir cuando me jubile en España o en el país que sea. Si ese dinero lo hubiera tenido que ahorrar y gestionar yo, seguramente es muy difícil que tuviera el capital para ahora comprar la misma pensión pública. ¿Por qué? Porque las pensiones públicas no están afectadas a los riesgos financieros porque se financian con los impuestos. Sí es cierto que están expuestas a un riesgo, que es al riesgo demográfico, y es la relación entre los cotizantes de los impuestos y las personas que cobran la jubilación, que cada vez son más y cada vez viven más años. Y, por último, en este vídeo vamos a hablar del legado, el legado dentro de la planificación financiera, es un concepto del legado más amplio que el de que la herencia. Es decir, si pensamos en concretamente, en concreto las personas piensan en ayudar a sus hijos incluso cuando ellos falten, y por tanto es posible que siempre les cueste liquidar algunos activos pensando que los que vengan detrás de ellos los pueden utilizar. Incluso a veces egoístamente o funcionalmente, también es cierto que uno piensa que si tiene herencia puede ser que los hijos tengan más interés en cuidarlo y atenderlo a uno. Pero a mí me gusta hacer preguntas sobre estos temas que analizo, cuando a una persona le preguntas, ¿cuál es la mejor herencia que puede dejar a sus hijos? Nunca contesta alguna cosa económica, siempre contesta, lo mejor que le puedo dejar es la educación, los conocimientos que se pueda valer por sí mismo, que tenga unos determinados valores, que haya aquí unas experiencias. O sea, ocurre que lo que contestan no es realmente lo que uno hace y eso es un tema sobre el cual cabe pensar. Por tanto, hay que pensar en el aspecto inmaterial del legado, es decir, de nada sirve dejar valores económicos a los hijos si no son capaces de gestionarlos. Hay unas leyendas, unas explicaciones que hablan de empresas familiares las cuales dicen el abuelo levanta la empresa, la hace grande, el hijo la mantiene y el nieto la revienta, la destroza o la hunde. En casos ha ocurrido, en otros no. ¿Qué ocurre? Que la herencia puramente si sólo es de tipo económico, pues no es la solución. Un aspecto a considerar en sociedades filantrópicas, como la estadounidense que tiene sus virtudes y sus defectos, pero que son quien devolverán muchos casos a la sociedad, parte de lo que han recibido. Supongo que conocéis que Bill Gates y su esposa han creado una fundación, a la cual van a destinar el 95% de los beneficios de todos sus negocios. Y a los hijos les van a dejar una pequeña parte y le van a dejar obviamente unos valores y evidentemente le van a poder dar la mejor formación posible y evidentemente también van a tener unos contactos siendo los hijos de Bill Gates. Pero en este caso es un ejemplo de que el señor Bill Gates y su esposa Melissa no se preocupan de dejar mucho dinero a sus hijos, sino dejarles otra sede de honores. Y si lo hace Bill Gates, ¿por qué no podemos intentar hacer nosotros? Por tanto, es importante planificar el legado como más allá de planificar qué dinero, qué acciones, qué vivienda le vamos a dar concretamente a cada uno de nuestros hijos. ¿Qué ocurre? Que si empezamos a pensar en eso cuando nos jubilamos, you hemos hecho tarde, porque precisamente la formación de los hijos o la transmisión de valores. O al ayudarle a desenvolverse por sí mismo se debe hacer mucho antes. Es decir, si empezamos a planificar eso a los 60 años, posiblemente nos hemos equivocado you. Bien, este era el último consejo, el último detalle antes de acabar. Precisamente estamos hablando de planificación financiera y ahora estamos hablando de unos aspectos que no son estrictamente financieros pero que son muy importantes. Muchas gracias.