Se dice que en el pedir está el dar. En esta sesión veremos cómo es importantísima la forma en que planteamos los problemas, porque la forma en que lo hacemos indica que haya más o menos probabilidad de solución. En este sentido estaremos trabajando en lenguaje estratégico, tanto para uno mismo como para cuando lo planteamos a otras personas. Vemos en esta tabla cómo hay dos tipos de problemas, los de la columna A y los de la columna B. Te pido que hagas un esfuerzo para ver cuál es la constante en cada una de las columnas. Veamos los ejemplos. Un señor podría decir, mi vida es un total fracaso. Pero también podría decir, perdí mi empleo y mi esposa me quiere dejar. Otro ejemplo es nuestras finanzas tienen que mejorar. También un gerente podría decir en lugar de esto, necesitamos más insumos baratos y asegurar que nuestro producto cumpla la norma para mantener las ventas. Un tercer caso es no entiendo nada de esto. Pero también lo podemos frasear como me cuesta trabajo entender los resultados sin gráficas explicativas. ¿Vas viendo las diferencias entre un tipo de problemas y otros? Veamos el último para que nos quede claro. Vamos derechito al caos. Y la contraparte es si no hay un manual de procedimientos, trabajaremos sin orden en este proyecto. Como podrás haber visto, hay diferencias muy importantes entre un tipo de problemas y otros. En un caso es la negrura total, la imposibilidad absoluta. El otro caso, el de la columna B indica que hay posibilidades de solución, porque tienen elementos distintos a los de la primera columna. Vamos a ver estos en un ejemplo muy claro. Te voy a pedir que te imagines que Hugo nuestro invitado que aparecerá en un segundito más y tú son parte de un mismo equipo de trabajo. Quiero que te pongas en ese papel y sientas qué pasa cuando te hablan de esa manera. Registra con mucha claridad cómo te sientes. >> Es imposible trabajar contigo. Estamos atascados en este proyecto desde que te integraste al equipo. Todo el mundo siempre está atrasado y retrabajando procesos. ¡Qué ineficiencia! >> ¿Qué tal? ¿Cómo te sentiste? ¿Qué es lo probable? Que trabajes, que colabores o que te sientas en la parálisis total, a la defensiva, resentimiento absoluto. ¿Por dónde va la cosa? Fíjate. Cuando se plantean de esta manera los problemas, se sienten como piedras que van cayendo, que te obstruyen, que no te dejan respirar. Vamos a ver esta otra forma. >> Creo que falta que nos organicemos para no repetir trabajo en el equipo. Tu participación es clave para armonizar y cumplir con las metas a tiempo. >> ¿Cómo te sentiste en esta ocasión? ¿Te movió a actuar, te sientes parte del equipo? ¿Cómo es diferente el primer discurso de Hugo del segundo? Revisemos las palabras claves que usó Hugo en cada uno de sus dos discursos. En el primero habló de imposible, atascado, desde que te integraste, atrasado, ineficiencia. Todo está cargado de negatividad, ¿verdad? Veamos el segundo discurso que está enfocado hacia solución. Organicemos, participación es clave, armonizar, cumplir a tiempo. ¿Te fijas las diferencias? Frasear las cosas de esta segunda manera implica que hay mucha más probabilidad de llegar a las soluciones. Vamos a ver con todo detalle qué pasa cuando incluimos en nuestro fraseo las metas que queremos perseguir, las palabras claves que implican posibilidad de éxito y los caminos concretos de solución. Es muy importante que cuando fraseemos un problema incluyamos la meta final precisa que tenemos que perseguir. Debe ser tan clara y tan objetiva como sea posible. Por ejemplo, un gerente podría decir hay que mejorar la calidad de nuestro producto. Pues eso es súper etéreo, es muy difícil precisar hacia dónde debemos movernos. Porque claro, lo que es mejor para una persona puede no serlo para la otra, tener estándares muy diferentes, en fin, se hace un caos. En cambio si decimos cosas mucho más precisas como debemos ganar el premio estatal de calidad que por supuesto tiene ciertos parámetros y necesitamos que el 96% de nuestros clientes nos califiquen como con un servicio satisfactorio en todas las encuestas que les hacemos. Esto por supuesto implica mucho más precisión. Otra cosa que es muy importante cuidar es que nuestro lenguaje esté cargado de posibilidad. Es decir, que se hable de cuestiones que son viables, que hagan que todo sea conseguible. Por ejemplo, yo puedo decir nunca voy a salir de esta espantosa situación económica que padezco. Eso, pues la verdad es que cancela todas las posibilidades de solución. En cambio si yo digo, pues creo que necesito conseguir un buen trabajo, ahorrar un poco en los gastos que tengo cotidianamente y a la mejor no darme tantos lujos. Eso me permitiría you tener un atisbo de por dónde voy a solucionar el asunto. El lenguaje que usamos debe ser menos emocional y más objetivo. Por ejemplo, cuando decimos cosas como me enoja muchísimo que estoy rebasadísima con todo este trabajo que tengo. Eso la verdad es que detiene las posibilidades de que las cosas vayan hacia mejor. En cambio si digo algo así como yo creo que hay que dividir las tareas para que todo se optimice, el tiempo sea adecuado para cada uno de los procesos y no repitamos cosas entre nosotros. Eso nos da más atisbos de solución. Bueno, you vimos algunos factores que es importante tener en cuenta. Vamos a hacer una pruebita con el siguiente ejercicio. Pues en esta sesión vimos algo muy importante que es el uso del lenguaje estratégico. Esto implica que debemos usar un lenguaje que esté cargado de las metas que debemos considerar para nuestros problemas, atisbos de solución muy contundentes, muy claros y también palabras que nos indiquen posibilidad o viabilidad de la solución.